
CONCLUSIONES
El equipo de salud debe conocer las ventajas e inconvenientes de cada técnica de PSE y adaptarla a las características clínicas del individuo, a los recursos locales (disponibilidad y costo) y a su experiencia. La combinación del tiempo de tratamiento extracorpóreo y la base fisicoquímica confiere a las técnicas híbridas una gran flexibilidad para prescribir un tratamiento personalizado adaptado a las necesidades de cada paciente en cada momento. La tecnología necesaria está ampliamente disponible en la mayoría de las unidades de cuidados intensivos y utiliza consumibles de bajo costo en comparación con otros tipos de modalidades de tratamiento de la IRA del paciente críticamente enfermo, lo que favorece su uso generalizado.